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La Pagoda

El otro día vivimos en directo (vía Twitter)  la desaparición del edificio del Noviciado de las Damas Apostolicas, que ya comentaré por aquí. El caso es que en 1999 pasó algo parecido.

El maravilloso edificio de la Pagoda era obra de Miguel Fisac, uno de los mejores arquitectos españoles del s.XX. Conocido por sus iglesias y su magistral manejo del hormigón. Era un edificio industrial construido entre 1965 y 1967 para ser sede de las oficinas de la farmacéutica Jorba.

Fisac había sido miembro fundador del Opus Dei, y amigo personal de Escribá, y eso le permitió durante 20 años construir multitud de iglesias y edificios oficiales, dada la influencia de dicha organización en el gobierno durante los años de la dictadura. Pero en 1955 abandona el Opus, «para casarse con una señorita», dijeron en el Opus, «un sitio el que nunca me había sentido especialmente cómodo», según sus mismas palabras, y esto le provocó que el número de trabajos se redujera considerablemente.

Pero es precisamente en esta época cuando experimenta con los materiales, especialmente con el hormigón, utilizando técnicas para su manejo, tales como el pretensado, que le permitían aumentar la resistencia del material y a la vez utilizar menos cantidad y abaratar costes.

Y es el hormigón el elemento principal de la Pagoda, un edificio cuya característica principal es que cada planta está girada 45º respecto al anterior, y que enlaza una planta con otra mediante el uso de «paraboloides hiperbólicos»,  que está formado por líneas rectas que uniendo diferentes puntos conforman una superficie curva como de silla de montar. Algo tan sencillo y a la vez tan potente.

 

Este edificio, situado en la entrada de Madrid por la A-2, fue un edificio singular de la ciudad hasta que ya en 1999 fue demolido con su arquitecto todavía en vida. La leyenda urbana es que fue la enemistad con sus antiguos compañeros del Opus Dei la que hizo que tanto la empresa como el ayuntamiento no hicieran nada para impedirlo. Si bien, y siguiendo el dicho de que «no hay que atribuir a maldad lo que puede ser explicado por estupidez», mi opinión es que la ignorancia, la dejadez y los intereses económicos tuvieron la culpa: el ayuntamiento había dejado el edificio sin protección tres años antes, los expedientes que autorizaban el derribo fueron firmados por un aparejador, no por un arquitecto, y la empresa prefería construir un edificio mucho mas grande para aprovechar el terreno, aparte que el edificio tal como estaba no cumplía la normativa anti incendios, aunque el propio Fisac se ofreciera a diseñar los cambios que fueran necesarios.

Construcción de «La Pagoda»
Edificio Merrimack IV, construido en el solar de «La Pagoda»

Miguel Fisac murió en 2006 a los 90 años, con una gran lucidez y espíritu crítico.

Para terminar os dejo un documental sobre la construcción de derrumbe de esta arquitectura perdida:

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