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Palacio del Buen Retiro

A Felipe IV le gustaba ir de paseo a la finca que su valido, el conde-duque de Olivares, tenía en lo que hoy son los terrenos del parque de El Retiro, y tenía costumbre de dormir en unas habitaciones que tenía para ello junto al monasterio de los Jerónimos.

Vista general del palacio

Hablamos de un Madrid, que ya había asumido la capitalidad del estado otorgada un siglo antes y había triplicado su tamaño, llegando hasta lo que ahora conocemos como el Paseo del Prado.

Cámara de Felipe IV

El conde-duque, con ánimos de agradar al rey, a principios del s. XVII comenzó a ampliar el llamado «Cuarto Real», dando lugar a la segunda residencia real en la capital.

El llamado Palacio del Buen Retiro se construyó como una serie de gabinetes y pabellones que finalmente terminaron conformando el palacio en 1640 con unas 20 estancias distribuidas alrededor de dos grandes patios usados en festejos y actos, que junto a los jardines y estanques servían para el fin lúdico de este edificio.

Se contrataron artistas y pintores para la decoración del palacio para que estuviera a la altura del Alcázar. Para el salón de reinos se encargó el famoso cuadro «Las lanzas» de Velázquez.

Bautizo de la Infanta Isabel

El primer rey Borbón, Felipe V, se mudó originalmente al Alcázar pero pronto prefirió el nuevo palacio del Buen Retiro, por su moderno aspecto que contrastaba con el «medieval» Alcázar. Planeó reformas que iban desde dar un aspecto más francés a las fachadas hasta rehacerlo entero. Finalmente no hubo dinero para ello y se conformó con decorarlo.

En este cuadro de Antonio González Ruiz, podemos ver el bautizo de la Infanta Isabel.

Durante las obras de reforma que se llevaban a cabo en el Alcázar muchas obras de arte se llevaron al Buen Retiro, y gracias a eso se salvaron del gran incendio que destruyó el Alcázar.

El palacio del Buen Retiro se convirtió entonces el la residencia oficial de los reyes de España. Época en la que se realizaron ampliaciones creando los cuartos del Infante y posteriormente reformando las estancias de los reyes.

Plano de las estancias del palacio

Con Carlos III comenzó el declive del palacio. No le gustaba y prefería ir a los reales sitios alejados de Madrid como Aranjuez o Riofrío. Así que fue perdiendo funciones cortesanas hasta que tras el motín de esquilache (1766) se convirtió en cuartel militar primero y luego como almacén de obras de arte. A ciertos edificios del complejo se les dio otro uso y se edificaron otros, conformando lo que se llamó Salón del Prado y acogía entre otros el Gabinete de Historia Natural (actual Museo del Prado), el Real Jardin Botánico, el Real Observatorio, el Real Gabinete de Máquinas o el Cuerpo de Ingenieros Cosmógrafos.

Pero llegó la invasión francesa y sus tropas se instalaron en un fortín en los jardines del Retiro, dado que estaba alejado del núcleo urbano y su altura permitía un mejor control de la zona.

Mapa de la ocupación de las tropas francesas en el retiro

Tras la batalla de Arapiles, punto de inflexión en la guerra de independencia, los franceses empiezan a abandonar Madrid, si bien quedan algunos en el palacio. Los ingleses bombardean el Retiro y los franceses se rinden, siendo el palacio saqueado y destrozado por los propios madrileños.

En este punto el palacio estaba en mal estado pero no destrozado: había goteras, paredes con agujeros y faltaban puertas y ventanas. El actual casón, en su momento salón de baile, se había convertido en un molino, y el vecino Salón de Reinos en almacén de tinajas.

Al fondo de ve la fachada del palacio

El general inglés Hill ordena dinamitar la fábrica de porcelanas y los almacenes de víveres existentes en el palacio, a pesar que el ayuntamiento había pedido poder distribuirlos entre la población. Esta será la puntilla definitiva del palacio, ya que los años siguientes se recomendará demoler todo recinto excepto los dos edificios menos dañados. Para cuando terminó el siglo XIX ya no quedaban nada más que el casón y el salón de reinos, que sufrirán reformas y obtendrán nuevas fachadas historicistas, y la iglesia de los Jerónimos, origen del conjunto.

Volviendo al presente estos tres edificios han seguido sufriendo reformas que, la casualidad, parecen que vuelven a unificar los edificios, al entrar a formar parte del complejo del museo del Prado:

  • Los jerónimos, el edificio más antiguo y que más reformas ha sufrido, vio como su ruinoso claustro se convertía en un moderno cubo y se integraba en el edificio principal del Museo del Prado

  • El casón del Buen Retiro, llamado así por el desolador aspecto que tenía a principios del s.XX, ha estado casi siempre relacionado con el museo del Prado y albergó el Gernica de Picasso en su retorno a España hasta que fue trasladado al Reina Sofía. Tiene un espectacular fresco de Luca Giordano en el techo de su sala principal y actualmente se usa como centro de estudios del museo.

  • El salón de Reinos: era el eje central del palacio. Se llama así porque contenía los veinticuatro escudos de los reinos de España. Además incluía la mejor colección de arte del edificio. Fue dedicado a museo del Ejército durante muchos años hasta que éste fue trasladado al Alcázar de Toledo. Desde hace unos años hay un proyecto de Norman Foster que se está llevando a cabo para convertir el salón en una parte más del Museo del Prado, ampliando la superficie del mismo y modificando la fachada sur del edificio.

Para acabar os muestro, sobre una captura en 3D de Google Maps una silueta que nos permite hacernos una idea de la superficie del palacio y de cómo encajan en él los tres edificios existentes (salón de reinos en verde, casón en rojo y Jerónimos en azul).

Un comentario en «Palacio del Buen Retiro»

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