ArquitecturaArt DecóEduardo Lozano LardetMadrid

Cine San Carlos – Sala Titanic – Teatro Kapital

Eduardo Lozano Lardet (1897-1968) nace en Madrid, hijo del pintor Eduarlo Lozano Rodriguez, y crece en un estimulante ambiente intelectual y en una familia de clase alta. Estudia arquitectura en la ETSAM y tras graduarse colabora en el estudio del arquitecto Eduardo Sánchez Eznariaga como jefe de obra, hasta la muerte de éste. Luego realiza varios edificios de viviendas y el edificio que hoy nos trae aquí: el Cine San Carlos. Posteriormente dejaría Madrid para convertirse en arquitecto Provincial de Salamanca, desarrollando casi toda su carrera profesional allí, hasta su vuelta a Madrid en 1955. Es un referente por su forma de entender el racionalismo, en el que había abundantes referencias al art decó y al historicismo.

El edificio del cine San Carlos ha tenido la fortuna de sufrir muy pocas modificaciones desde que abre su taquilla en la calle Atocha, a pocos metros de la Estación del Mediodía, el 14 de agosto de 1928.

En un único bloque trapezoidal se combinan los usos de cine y de bloque de viviendas, que tenían entrada independiente por la calle Ceniceros, dos viviendas por planta, cada una de las cuales dotada de cuatro dormitorios y dos baños, y con un patio de luces trasero al que también se asomaban las ventanas de los baños del cine.

De la fachada principal lo primero que destaca es el torreón en esquina, en dos alturas y que además sirve de sala de proyecciones al cine de verano que se instaló en la terraza.

En la fachada del inmueble quedó clara la mezcla de art decó y racionalismo propias de esta línea arquitectónica que se caracteriza por la sencillez de las líneas, sus formas aerodinámicas y sus sensación de movimiento. En el interior no se escatimó en comodidades, como el primer sistema de refrigeración nacional, que permitió mantener una temperatura constante de 18 grados y pronto se tradujo en un reclamo.

Tanto en la fachada como en el interior existían ocho relieves de temática cinematográfica del pintor portugués Jose de Almada Negreiros que por entonces vivía en Madrid. De estos relieves sólo quedan unos pocos, algunos de ellos actualmente recuperados y expuestos en Lisboa, otros perdidos para siempre, y sustituidos en la ultima reforma del edificio por otros de autor desconocido.

Relieves recuperados

El edificio mantuvo su uso como cine, incluso durante la guerra civil (si bien se cree que acogió una checa de las milicias de la Federación Anarquista Ibérica) hasta los años 80, cuando se reformó ligeramente el edificio (sobre todo en los forjados de la planta principal y de la terraza, que originalmente estaban inclinados para mejorar la visibilidad de la pantalla) para instalar en ella la discoteca Titanic, que se convirtió en Kapital en los 90 (y más tarde en Teatro Kapital), una de las discotecas más grandes y conocidas de la ciudad.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *